Hace 5 años fallecía José “Kili” Rivero, de cuatro años, intoxicado con endosulfán, un agrotóxico hoy prohibido que usaba en las tomateras su vecino Oscar Candussi, presidente de la Asociación Hortícola de Lavalle, Corrientes.
“Primero se murieron los pollos, luego el perro y los chanchos, fue entonces cuando tuvimos que mudarnos, pero era difícil porque no tenía quién me ayudara”. Así recuerda David Rivero la trágica semana en la que los químicos a los que tanto les temía entraron de manera silenciosa a su casa. Se llevaron primero la vida de los animales y luego la de su hijo, de cuatro años.
El endosulfán es un herbicida prohibido en julio de 2012, gracias a los argumentos de múltiples organizaciones que denunciaron sus peligros durante años. Una de sus características más letales es el efecto venenoso residual que dura entre 60 y 800 días. Sin embargo, la ilegalidad de la sustancia entró en vigencia recién en 2013, luego de que se hubiera acabado el stock de la importación. Al parecer el costo humano no era demasiado alto como para compensar las pérdidas económicas de un sector concentrado que lucra a expensas de los más vulnerables.
Un año antes había fallecido Nicolás Arévalo, también de 4 años, por pisar un charco que contenía la misma sustancia. El caso de Nicolás fue a juicio, pero el responsable, Ricardo Prieto, fue absuelto.
Esas tomateras producen el 22% de los tomates que ingresan a Buenos Aires. Chicos, mujeres y hombres, expuestos a sustancias tóxicas sin ninguna clase de protección, desamparados por una ausencia total del Estado.
Fuente: Paren de fumigar!