noviembre 30, 2023
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EL EXCESO DE PAJITAS PUEDE PERJUDICAR A LA NATURALEZA

La idea inicial de este artículo era realizar una especie de sátira a partir de la cual dejar en evidencia lo ridículo de esta medida que hace unos días tomó el HCM (Honorable Concejo Municipal) de nuestra ciudad en relación con la cuestión de los utensilios plásticos descartables (v.g.: vasitos, tenedores, cuchillos, y demás), dentro de los cuales se destacó actualmente el proceso paulatino de eliminación de los sorbetes (o pajitas) a partir de una suerte de proyecto de reforma o reeducación para cambiar los hábitos y costumbres de consumo de estos utensilios.

En principio, tenía pensado hacer la sátira teniendo como base el reverso obsceno del lenguaje que se ponía en evidencia a partir de la palabra «pajita» que, como bien se sabe, en nuestro contexto puede significar tanto «sorbete» —o sea, el utensilio para sorber líquidos—, como también «masturbación». Y con esto comenzaba el juego de palabras o una serie de calambures que se regocijaba con la ambigüedad que presenta este término, con el objetivo de dejar a la vista la insignificancia de la medida tomada por nuestros ediles, sobre todo si se piensa en que tratar la cuestión del medio ambiente de este modo, y en este momento del desarrollo avanzado de Capitalismo postindustrial, con medidas ambiciosas pero poco abarcativas, sería igual a querer tapar el Sol con el dedo, o como intentar vaciar el mar con un balde.

No obstante, la estrategia discursiva de la sátira, antes que aclarar la esencia del problema y el meollo de lo que quería plantear, iba a obstaculizar y probablemente lograría el efecto contrario al que pretendía: que se evidencie la gravedad del asunto contrastada con lo irrisorio de la propuesta de solución.

Así, el riesgo que se corría era —si me perdonan la cómica coincidencia— que el discurso de mi artículo parezca haber caído en lo que en lógica se llama la falacia del hombre de paja,[1] y de ese modo terminar pajeándome —si me permiten el exabrupto— al igual que nuestros concejales con la inocua medida.

Ahora bien, alguien podría preguntar o preguntarse por qué la medida que proponen nuestros concejales es insignificante en relación con el problema actual de la contaminación del medio ambiente. La respuesta está en que, como casi todas las medidas que se toman desde el Estado, en todas sus instancias (nacionales, provinciales o municipales) no son medidas de fondo, que vayan a la causa de los problemas sino que son, en el mejor de los casos, simples paliativos, como si alguien pretendiera querer curar un cáncer tomando aspirinas. Un ejemplo claro de la cuestión  ambiental en nuestra ciudad es la que tiene que ver con la de los desechos industriales que las empresas vierten diariamente en el cauce de los arroyos que rodean la urbe. Podemos citar el caso concreto de la empresa FRIAR S.A., que tiene al arroyo del Rey como principal desagüe de sus desechos, pero que afirma haber logrado subsanar el grado de contaminación con la creación de las famosas piletas de decantación, con lo cual han logrado librarse, por lo menos antes las autoridades y los controles estatales (presumiblemente cómplices) de ser reos de la infracción de contaminación ambiental.

También es muy conocido el caso de la Curtiembre Alal, que hace otro tanto en cuanto al destino de la evacuación de sus desechos.  Y así con todas las empresas que tienen como desaguadero los cursos de agua que alimentan esta ciudad.

Ahora bien, creo que quien lea esto puede juzgar por sí mismo qué le parece más urgente, o por lo menos, más importante y esencial: si tratar de dejar de consumir pajitas o que se tomen medidas drásticas con las empresas que contaminan el medio ambiente. Pero, también, queda en evidencia aquí que es más fácil comenzar por sandeces, y afectar a un grupo disperso y amplio del sector social antes que enfrentarse con una corporación multinacional, de la cual se benefician otros sectores que no son necesariamente aquellos en los que un lector descuidado pueda estar pensando.

Otro tema ambiental que quedó en el tintero es el de la de una determinación de lo que se llamó línea agronómica, que tenía como propósito delimitar el área sobre el cual se podrían realizar riegos, en especial con glifosato u otros agrotóxicos, y aquí también nuestros concejales fueron afectos al “pecado de Onán”,[2] si me permiten el giro anacrónico y religioso.

Para terminar, quería hacer una breve digresión sobre la cuestión del reverso obsceno de los discursos oficiales. Esta metodología de identificar este reverso en los discursos dominantes es una idea que aprendí del filósofo Slavoj Žižek. Este principio metodológico hubiera sido pertinente para poder pensar el tema de la ordenanza sobre la progresiva eliminación de los sorbetes —o pajitas—, porque pone sobre el tapete lo que queda implícito en todo discurso, lo que está ahí sin que nos demos cuenta, o sea, lo que está inconsciente. Y una de las cosas que están siempre en este plano, son los verdaderos intereses que motivan, no sólo las medidas que se toman, sino principalmente las medidas que no se toman aun cuando éstas sean medidas esenciales y urgentes para la mayoría de las personas, cuyos intereses no están representados a través de nuestros ¿representantes?

Todas las decisiones de los estamentos de Estado, representan los intereses de los sectores dominantes, directa o indirectamente. Así sucede también en los medios de comunicación: mientras nosotros creemos estar escuchando “noticias” de lo que pasa “en la realidad”, lo que en verdad sucede es que esas noticias están calculadamente seleccionadas, y los criterios de su publicación están sustentados en un aval monetario que se conoce como «pauta publicitaria». En otras palabras, todo lo que se publica en los medios dominantes o con ambiciones de serlo (como, por ejemplo, www.reconquista.com.ar) publican sobre la base de que les han pagado para que esa noticia se publique. Obviamente, que en nuestras ciudades se actúa muchas veces de manera estratégica y se especula con la cantidad de lectores (esto es, consumidores) que tal o cual noticia pueda potencialmente captar. Lo mismo puede decirse de las ordenanzas que beneficien al común de las personas, y no a los sectores dominantes concretos. El Estado nunca representa a individuos, sino a grupos —Badiou dixit—. Si estoy representado, es porque pertenezco a algún grupo o porque se me considera como parte de algún grupo. En este sentido, las ordenanzas representan intereses, no de individuos particulares, sino de grupos determinados. La pregunta que se me ocurre para terminar sería: ¿No será que, al dejar de contaminar con pajitas, vasitos y demás, estamos creando un margen de descontaminación que va a estar disponible para que las empresas puedan contaminar sin que esto le signifique un gasto extra a las empresas o al Estado? ¿Nunca lo pensaron así? No obstante, les dejo de regalo esta inquietud.

Referencias:

https://www.reconquistahoy.com/36066-chau-sorbetes-los-utensilios-deben-ser-reutilizables-dice-paoletti

http://www.reconquista.com.ar/2019/10/29/se-aprobo-la-eliminacion-de-los-sorbetes-en-reconquista/

 

Notas:

[1] Para aclarar en qué consiste la falacia del hombre de paja, remito a esta definición de Wikipedia:

La falacia del hombre de paja o del espantapájaros es una falacia que consiste en caricaturizar los argumentos o la posición del oponente, tergiversando, exagerando o cambiando el significado de sus palabras (del oponente) para facilitar un ataque lingüístico o dialéctico.1​ El nombre viene de los hombres de paja que se usan para entrenar en el combate y que son fáciles de abatir. Del mismo modo, el argumentador no combate los argumentos contrarios, sino una imitación falsa y vulnerable de los mismos (el «hombre de paja») a fin de dar la ilusión de vencerlos con facilidad. (https://es.wikipedia.org/wiki/Falacia_del_hombre_de_paja).

[2] Respecto del «pecado de Onán», ver https://es.wikipedia.org/wiki/On%C3%A1n:

Onán (אוֹנָן «fuerte», hebreo Onan, hebreo tiberiano ʾÔnān) es un personaje que aparece en la Biblia, en el libro del Génesis. Era el segundo hijo de Judá. Su nombre es el origen del término sexual onanismo (que se usa como sinónimo de masturbación), aunque también hay quienes piensan que esto procede de una mala interpretación del texto bíblico que en todo caso relata una interrupción del coito o coitus interruptus y no una masturbación.

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