Ayer, día 24 de mayo, tuvo lugar en Brasilia, capital federativa de Brasil, una verdadera guerra campal entre la clase obrera y el aparato represivo. Sindicatos, sin techos, sin tierras, estudiantes, partidos de izquierda y movimientos sociales promovieron una marcha para protestar contra las reformas laborales y previsionales del gobierno ilegítimo de Michel Temer.
Cerca de 200 mil personas provenientes de todas las localidades de Brasil mostraron toda su indignación contra un gobierno corrupto que tiene sólo el 5 por ciento de aprobación popular, envuelto en corrupción comprobada en videos y que tiene como tarea la aprobación de la retirada de derechos laborales, y la garantía de lucro de los empresarios nacionales e internacionales.
Brasilia ya estaba rodeada por la policía militar y la guardia nacional desde el inicio del día, que contó con helicópteros, bombas de gas, balas de goma, incluso armas de fuego, que fueron disparadas contra los manifestantes.
El Gobierno Temer evocó la Garantía de Ley y del Orden (GLO), que autoriza el uso de las Fuerzas Armadas para reprimir protestas. La ley fue sancionada por la ex presidenta Dilma Rousseff en 2013.
Muchas personas fueron atrapadas, baleadas, estudiantes ensangrentados.
Violencia y represión del Estado
La regla es la escalada de violencia, represión y autoritarismo del Estado brasileño, así como de los gobiernos estatales. Las recientes manifestaciones ocurridas en todo Brasil vienen siendo respondidas con el uso de extrema violencia por parte del Estado.
La presente crisis no clama por más democracia representativa, pero indica su más evidente límite, lo que exige urgentemente una nueva forma política.
Ante esta coyuntura, los trabajadores, la juventud y el proletariado en general sólo tienen una certeza: intensificar la lucha en las calles, en los lugares de trabajo y estudio, incluso utilizando la desobediencia civil, con el objetivo de derrocar al gobierno usurpador, el ajuste fiscal, las reformas de la previsión y el trabajo, la reforma de la enseñanza media y las privatizaciones.
*Daniel Oliveira, Militante de la Unidad Classista, profesor y escritor