Esta mañana los trabajadores de la Algodonera Avellaneda cambiaron la modalidad de protesta, esta vez el reclamo se hizo sentir con un bloqueo de camiones en la entrada de la propia aceitera Vicentin en la ciudad de Avellaneda. Por su parte, los dueños de la empresa siguen apelando al desgaste, al miedo de la criminalización de la protesta y a la construcción negativa de la opinión social generada por los medios adictos al poder.

Sobre esto hablamos con Germán, delegado de los trabajadores, quien nos decía que, “el viernes pasado tuvimos un encuentro con tres personas de la empresa pero no tuvimos ningún arreglo, ningún acuerdo ni proposición, nada, estuvimos cinco minutos reunidos y nos fuimos por eso hoy a la mañana nos reunimos en asamblea y se decidió venir acá a la balanza”.
Con respecto a la continuidad de este bloqueo, Germán señaló que “todavía no está definido, se va a ir viendo con los compañeros cómo sigue”.
Por otra parte, destacó el acompañamiento del gremio de aceiteros que los viene acompañando y enfatizó en que “comparando con el gremio que tuvimos antes, que siempre nos vendió, este gremio nos está apoyando mucho y está peleando con nosotros”.
Ya nos acercamos a los 80 días de conflicto sin que la empresa quiera acercar una posición que no redunde en salarios de pobreza, muy por el contrario, insiste en judicializar y presionar con los voceros de la opinión mediática que a viva voz reclaman por la intervención y represión policial y tratan de delincuentes a los trabajadores.
En este sentido es claro que el temor no es sólo de la tan cuestionada empresa Vicentin, sino que atañe a todo el arco empresarial y político que se viene reuniendo, a veces en público como días pasados en la Sociedad Rural, que no quiere una solución positiva (monetaria) para el reclamo ya que podría generar un efecto contagio sobre las demás empresas y la posible rebelión de sus trabajadores. Efecto que también podría recalar en los empleados públicos que en su mayoría cobra salarios de miseria.