En los últimos tiempos, en especial desde el triunfo del PRO-CAMBIEMOS a nivel nacional con la elección de Mauricio Macri como presidente, pero ya desde antes, los poderes fácticos por intermedio de los grandes medios de comunicación instalaron e instalan la agenda, es decir imponen los temas de los cuales tenemos que ocuparnos.
Hasta aquí nada nuevo podríamos decir. Pero hay en esto, a mi entender, un error de los militantes políticos y sociales de izquierda, que es el siguiente, sumarnos a esa agenda que favorece al poder concentrado, no crear una propia, un programa alternativo de unidad, que ponga en primera plana nuestras necesidades, nuestro proyecto de Ciudad, de Provincia, de País.
Nos marcan una agenda que si prestamos atención esta centrada en dos ejes estudiados y trabajados minuciosamente por los que manejan los piolines, esos son “la inseguridad” y “la corrupción”, y la cuestión no es que no existan o no sean un problema, sino que por el contrario son el ADN del sistema capitalista, están en su esencia.
Lo que quiero exponer en estas lineas es la estrategia que se monta y que viene siendo efectiva para desviar nuestra atención, nuestro tiempo y esfuerzo en querer demostrar, explicar, “hacer ver” a la opinión publica que del lado del gobierno (cambiemos) también son corruptos y que la inseguridad viene del lado del poder. Cosas que son ciertas, pero que a la mayoría de la sociedad y en especial a los sectores más castigados por las políticas económicas-sociales no parecen importarles ya que en las ultimas elecciones un gran porcentaje eligió seguir apoyando el proyecto del cotillón.
Nuestros militantes y cuadros políticos entablan discusiones sobre “la inseguridad y la corrupción”en las redes sociales, ámbitos laborales, estudiantiles, espacios televisivos y radiales a los que podemos acceder, haciendo como dijo la abuela “el caldo gordo a los que nos vienen a vivir”, a los que arman la agenda.
De esta manera caemos en su juego, en sus debates, que utilizan constantemente para mantenernos ocupados en discusiones que nos alejan de la tarea que nos tendría que preocupar y ocupar en el aquí y ahora, esto es, armar nuestra propia agenda, donde no podrá faltar, la unidad necesaria y la construcción de una herramienta política que nos permita transformar la realidad a favor de un mundo y una vida mejor.
Por Javier Nievas