En un acto de una enorme irresponsabilidad, en plena cuarentena, la municipalidad de Avellaneda y otras instituciones se sumaron, invitaron y participaron de la convocatoria en contra de la intervención y expropiación de Vicentin. Además de arengar a la gente a participar, a través de instagram, el Intendente de la ciudad tomó la palabra en la manifestación. Hicieron lo propio el Senador provincial, el cura y otros vecinos y referentes locales. Fuera de todo protocolo.

En medio de una semana convulsionada por la aparición de los primeros casos de Covid-19 en el Departamento General Obligado, y a pocos días de estar prácticamente volviendo a la fase 1 por la expansión que el virus (luego del caso de la Dra. Herrera) pudo haber tenido y aún en riesgo si se confirman mas casos en estudio, varios sectores políticos principalmente del radicalismo (pro-cambiemos e incluso FCYS) e instituciones de la oligarquía de la zona, convocaron e impulsaron, con la complicidad de distintos medios y periodistas, a dicha concentración, que comenzó cerca de las 18 hs, frente a las oficinas de la empresa, que luego se transformaría en un acto partidario con expresiones demagógicas y posteriormente en una marcha con tintes fascistas buscando la cabeza del interventor y de los traidores de la vecina Reconquista.
Crónica (¿de un contagio anunciado?)
El lunes por la tarde el Presidente Alberto Fernández daba a conocer a través de una conferencia de prensa que se llevaría adelante la intervención y que enviaría al congreso el proyecto para tratar la expropiación de la empresa Vicentin SAIC, radicada en la ciudad de Avellaneda, Santa fe. Desde ese momento en adelante, empezó a gestarse en los medios locales un discurso, en principio de sorpresa, que se iría corriendo de izquierda a la derecha en la medida en que transcurría el resto de la jornada para explotar, en la mañana del martes con la llegada del interventor que envió nación, y con los conductores de radio exaltados, haciendo uso de conceptos tales como: “acciones como ésta (del gobierno nacional) ponen en riesgo la democracia” y dando voz, al aire o en forma de comunicado, a todo aquello que exprese, mayormente, indignación por la medida, fueron alterando el humor de la población.
Así se fue armando una movilización, “auto-convocada”, que primero se decía se haría en el puente que une a las dos ciudades, que mas tarde tomaría forma de “bocinazos” por la ciudad y que finalmente “alguien” diagramaría en un flyer, que circularía por las redes ya con el logo de la ciudad de Avellaneda, alentando a los vecinos a manifestar, lo que en ese momento de la mañana era ya considerado un robo por parte del estado nacional a tan noble empresa y que había que salir a defender.
En tanto que, algunas voces disidentes de instituciones como el Centro Industrial y Comercial Avellaneda se mostraban mas cautas y hablaban de “una medida arbitraria”, la Sociedad Rural de Reconquista emitía un comunicado cargado de vehemencia que decía: “No vinieron por Vicentin, no vinieron para proteger la producción. Vinieron por nosotros, vinieron por la democracia. Hoy nuestra bandera a media asta simboliza la tristeza ante el entierro de los valores republicanos. Hemos advertido sobre el uso del odio, y lamentablemente tuvimos razón. No juzgamos conductas empresariales, para ellos está la justicia. Desde el punto de vista ético juzgamos lo ilícito del accionar de un Poder que se atribuye la suma del poder público. Una Nación que respete su Constitución Nacional es una República. Avasallar la constitución es nuestra desintegración como Nación. ¡Hoy sentimos dolor de País ! Con nuestra República”.
Además se sumaron a esas voces otros políticos ligados a la UCR, Cambiemos y hasta Amalia Granata habló del populismo kirchenrista.
Todo eso derivó en un caldo de cultivo mezclado con nacionalismo, regionalismo, patriotismo, y sobre todo, un fuerte sentimiento de perdida de la identidad que condujo a una sociedad en su mayoría de Avellaneda (porque hubo gente de Reconquista también ) a manifestarse olvidándose de todo protocolo y a atentar contra su propia salud.
Salud que el propio referente y encargado de velar por ella a través del “comité de crisis” creado por y para cuidarnos de la pandemia Covid-19, el Senador Orfilio “Chacho” Marcón, junto al intendente de Avellaneda, Dionisio Scarpín, olvidaron de respetar y de hacer respetar.
Recordemos que no están permitidos los actos públicos y mucho menos invitar a un acto público y masivo.
Este hecho que ocurrió ayer en Avellaneda y luego se trasladó a Reconquista, no fue un hecho espontaneo, claramente hay por detrás muchos responsables, algunos anónimos que arengaban desde su hogar y otros a quienes luego se los pudo ver al frente de los reclamos, a dichos políticos que encabezaron el acto les cabe una responsabilidad mayor por haber, precisamente, estado al frente.
Además no sólo ha sido peligroso en cuanto a la salud de los vecinos sino también del propio subiterventor Luciano Zarich que fue expulsado por los manifestantes del hotel, donde se encontraba alojado, y en medio de insultos y huevazos fue escoltado por la policía al aeropuerto.
Otro párrafo merece este hecho en relación a qué tipo de medidas han tomado aquellos que vienen del gobierno de zonas con circulación del virus y no realizan cuarentena. Todo muy dudoso.
Fuentes:
http://avellaneda24.com/historico-el-pueblo-de-avellaneda-salio-a-defender-a-la-empresa-vicentin/