Uno de mis recuerdos más vagos son, siempre que escucho sobre Aldous Huxley: el soma; los bebes que nacen en probetas; un profesor que lleva a un grupo de alumnos y les muestra libros polvorientos, olvidados en el fondo de una casa, desconocidos para ese mundo futuro: libros de Shakespeare y Milton; un hijo alto que humilla a sus padres enanos; un escritor que entra en trance mirando la luz de una lamparita y escribe largos escritos. Son retazos que quedaron en mi memoria de su obra; una obra única en la que se mezclan lo narcótico; los estímulos condicionados/incondicionados de Pavlov; la felicidad; las varias castas sociales.
Aldous Huxley conformó la tercera generación de intelectuales británicos que se remonta a los tiempos de Thomas, Julian y Aldous, con un gran acerbo biologicista: de hecho Thomas defendió a muerte la teoría de Charles Darwin, de quien fue discípulo. Es el padre de la psicodelia en cuyos libros experimentó con diversas realidades: algunas que pueden considerarse con historias de la época victoriana, otras en cambio, se ciernen en el futuro, distópicas, en especial novelas que tratan sobre la sociedad, la construcción mediante narcóticos de realidades que se entrecruzan con lo social, el abordaje casi antropológico.
Sus principales obras son Escándalos de Chrome, Contrapunto (Huxley inaugura esta técnica novelística); el libro de ensayos Las puertas de la percepción, un ensayo sobre las diversas drogas (un ejercicio semejante al que años más tarde William Burroughs escribiría según comentaba el autor de El almuerzo desnudo, acostumbraba a escribir sobre drogas, especialmente sobre la heroína.) Fue el primero quizás en poner sobre la mesa a los alucinógenos, las jerarquías sociales, la sociedad. Interesante lo que Borges escribió sobre el autor de Un mundo feliz: Huxley adhiere a una vertiente que se inicia por el místico William Blake en el cual las drogas eran usadas para ensanchar la percepción y el sentimiento religioso. Así William Blake inspiró a Thomas de Quincey, Henri Michaux, y que se extiende hasta William Burroughs, Anthony Burguess, Carlos Castaneda, Ballard, el polémico Michel Houellebecq autor de Partículas elementales. Todos ellos tratan sobre la percepción de lo real, pero una percepción distorsionada, aterradora y surrealista. Murió el mismo día en que JFK fue asesinado.
Fue ante todo un defensor de la condición humana, pero esta condición inserta en lo social, en donde siempre se desarrolla la vida.
Un mundo feliz
Vale mencionar la originalidad de Aldous Huxley, la de rescatar la palabra “feliz”: feliz es un término relativo a lo subjetivo, al yo. Se dejan entrever el control y la existencia de una dictadura. Es una obra en donde se maneja el destino de las personas desde el mismo estadio de incubación, en donde se les inoculan, se les enseña mediante altavoces los principales imperativos: trabajar y consumir. En donde la sexualidad es prematura y promiscua, en donde la droga que se usa como evasión es el soma, en donde los años se cuentan según el nacimiento de Henry Ford. Amor rápido, consumo de drogas. Vale decir, que el mérito que la obra guarda es más por la originalidad de esta gran distopía que por la historia en sí. Huxley creó la novela de una futura sociedad acrítica, tecnócrata, jerarquizada por clases sociales. Se trata de una situación particular en la que el ser humano acepta su esclavitud sin resignación ni lágrimas sino con felicidad.
Es una novela con un gran bagaje teórico detrás, y esta otra cara de la historia se puede revisar en Nueva visita a un mundo feliz, libro de ensayos que el autor publicó años más tarde.
Un mundo feliz y otras obras
Si uno se abstrajera y leyera de un modo intemporal, pareciera como si Huxley hubiera leído El fin de la historia y el último hombre de Francis Fukuyama para escribir su gran obra y de alguna manera tener un dialogo con esta obra de fin de siglo, sólo que Fukuyama ve como un hecho positivo el fin de las guerras, el fin del trabajo, el fin de las ideologías. El mundo futuro que bosqueja es decididamente materialista aunque no dialéctico. Sin lucha de clases, sin turbulencias sociales y obreras, sino más bien, un mundo subjetivo en los que impera la fascinación por los efectos farmacológicos, las locas maquinas que traen al mundo chicos, la felicidad acrítica.
El malestar en la cultura recrea de alguna manera el malestar en la cultura, recrea en algún sentido los verdaderos males que acucian al individuo que vive en la cultura.
Otra obra que puede leerse a colación de Generación X, la obra del gran Douglas Coupland, en la que cuatro personajes recorren un mundo contemporáneo.
Mundo feliz trata de la refinada evolución de un sistema de control, incluso más que el que se expone en Vigilar y Castigar, pues se suplanta la creencia religiosa e ideológica por un inefable sentimiento de felicidad, más al alcance de cualquier poblador en donde se prescinde cualquier pensamiento; se suplanta además la presencia física.
El soma, la droga que los personajes de aquella novela usan es como el opio de los pueblos. Huxley vio incluso antes de la Segunda Guerra que en el futuro lo químico iría a mandar por encima de las ideologías y de la fe.
La Dictadura Científica
Es una entrevista realizada por Mike Wallace a Aldous Huxley, escritor del libro “Un mundo feliz”, en el que describe su visión de un mundo en el que viviríamos bajo una desafiante dictadura en la que todos nuestros actos y pensamientos son controlados. En la entrevista, Aldous Huxley afirma que ese mundo descrito en su libro estaría a la vuelta de la esquina.
Muy buena reseña del libro. Un visionario Huxley sin duda.