marzo 28, 2024
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REFLEXIONES SOBRE LA CRÍTICA SITUACIÓN DE LOS REMPLAZANTES EN SANTA FE

La actual situación de excepción por la pandemia de Covid-19 y su implementación del ASPO, implican un cambio de perspectiva en la lógica con la que el Gobierno está llevando a cabo sus política de intervención socioeconómicas, sobre todo las de no pensar la excepción dentro de la excepción misma, por ejemplo, en el caso de lxs inscriptxs para realizar remplazos de docente y/o de asistentes escolares, la que por otra parte no es contemplada por las actuales medidas de ayuda económica a las personas impedidas de realizar sus habituales actividades laborales.

La culpa no es del Gobierno, sino del que le da de comer

El Sus scrofa domestica[1] es una subespecie de mamífero artiodáctilo de la familia Suidae, muy apreciado por su carne usada para el consumo alimenticio de los seres humanos (pese a las insistentes protestas de lxs militantes veganxs), que se acostumbra criar en corrales específicos; por sus rasgos omnívoros, su dieta suele depender, en estos casos de cautiverio, del arbitrio de aquel que está encargado de su alimentación.

Así que, evidentemente, la sabiduría popular ha sabido ser indulgente con este tipo de mamíferos en cuanto a sus hábitos alimentarios, sobre todo en lo que se refiere precisamente a la naturaleza del alimento que se le presenta; pero no así con aquellos que por negligencia le suelen otorgar alimentos que puedan ofender las buenas costumbres de una determina sociedad. Por esta razón, no se acusa a este mamífero por lo que ingiere, sino a aquel que lo determina a ingerir tal o cual alimento.[2]

Ahora bien, el sistema estatal, por razones conocidas por todxs, suele ser un blanco fácil para la analogía con la desafortunada situación en la que se encuentran este tipo de mamíferos en el sistema productivo de corte capitalista y que actualmente hegemoniza nuestro modo de producción.

Supongamos, por ejemplo, que no sea culpa del Estado la actual situación por la que están pasando los remplazantes en la provincia de Santa Fe, ya que la pandemia de Covid-19 no es un decreto de su autoría, sino que se lo puede atribuir —en el imaginario popular— a potestades superiores y/o metafísicas (la Naturaleza, Dios, los Astros, etc.).

En esta situación, el Gobierno suele hacer lo que puede y con los medios de los que dispone, pero suele cometer el error —¿involuntario?— de tratar de solucionar las situaciones excepcionales a partir de sostener una lógica que implementaría en situaciones normales. Y esto lo hará por la mayor cantidad de tiempo posible, hasta que no le quede más que acceder a fondos extraordinarios para ir salvando las situaciones que cada vez más no puede ignorar, ya sea porque corre el riesgo de un estallido social, o de un futuro reproche eleccionario, o algún mal mayor. Por eso, a veces, debe considerar como un mal menor el hecho de perder un mínimo de privilegios.

No obstante, no podemos culpar al Gobierno de que quiera —como diría Spinoza— «perseverar en su ser»; es decir,  que quiera mantener durante la mayor cantidad de tiempo posible sus privilegios (puesto que, en cierta forma, su poder depende directamente de estos privilegios).

Ahora bien, si la culpa no es de este Gobierno, ¿Quién sería el que se dedica a “alimentarlo”? Una hipótesis posible puede ser la de que este criador de estados poco mensurados en mantener sus privilegios son los mismos gremios que originariamente —sobre todo antes de dejar de ser anarquistas— tenían la función de organizar los reclamos y luchas de los derechos de los trabajadorxs y no la de socavar disimuladamente, unas veces, abiertamente, otras, las luchas obreras.

Si bien es cierto que en la actual situación de «estado de excepción» se prioriza el bien común sobre el particular,  suele pasar paradójicamente que la suma de particulares vaya ascendiendo en número hasta que pueda cada vez más ir acercándose a la misteriosa cifra del bien común. Y, aunque la suma de las partes nunca puede ser mayor al todo —y esto en el contexto de matemáticas euclidianas: porque, en el de las no-euclidianas, se sabe que la suma de las parte siempre es mayor al todo —habría que determinar si el todo es igual al bien común—. El problema vendría si, por ejemplo, luego de sumar todas las partes hubiera un resto, que sería irrepresentable, y que por lo tanto el Gobierno y los gremios adheridos no pudieran ver (hasta que, inevitable e inesperadamente, aparezcan). Y aquí la culpa pasa a ser compartida entre el alimentado y el alimentador, y la analogía con el mamífero doméstico mencionado, en este caso, fracasa.

 

La lógica de la excepción y lxs remplazantes como resto

Confieso que no he visto muchos artículos en las redes que hablen de la situación de los docentes remplazantes, a lo sumo dos o tres, y lo mejor que leí fue el de La Izquierda Diario[3] y un comunicado de Amsafe Rosario, más precisamente del Frente Gremial 4 de Abril; y el peor, el de reconquistasf.[4]

Sin embargo, es sospechoso que no haya visto nada sobre la situación de los asistentes escolares, y supongo que eso se debe en cierto modo al hecho de que, aunque ambos sean parte de hecho a lo que se conoce como comunidad educativa de una determinada institución escolar, pertenecen sin embargo a gremios distintos. Para complicar más el panorama, los asistentes escolares tienen a diferencia de lxs docentes estatales dos gremios para representarlxs, lo cual ayuda a debilitar más la lucha, aunque se pueda pensar en que esto pueda favorecer la independencia de uno de los dos sectores afiliadxs a uno u otro gremio.

Para resumir la situación de lxs docentes y asistentes escolares remplazantes, hay que tener en cuenta lo siguiente: Que para poder acceder a realizar remplazos, es necesario inscribirse en el «sistema» de la Provincia, a partir del cual se crea una lista, con orden de mérito de acuerdo con lo que se denomina en la jerga administrativa «puntaje por antecedentes». Este puntaje es el que determina el lugar que cada «agente» inscripto tendrá en el mencionado escalafón. Obviamente, hay un escalafón para docentes, y otro para asistentes escolares.

Sin embargo, como las listas suelen ser largas, no todxs lxs inscriptxs acceden de manera inmediata a los remplazos que se generan, sino que pueden pasar mucho tiempo en situación de espera, e incluso, en una eterna espera. Pero esto no es todo. Estar inscriptx no es necesariamente una situación que tendría consecuencias económico-financieras neutras para lxs inscriptxs: si bien en el ámbito laboral privado estar o no inscriptx no generaría, supuestamente, ninguna dificultad ni perjuicio económico ni administrativo de estas personas, en el ámbito público o estatal la situación puede ser algo diferente. Porque estar inscriptx suele generar ciertas incompatibilidades en el «sistema», en especial, en el de Ansés. Esto genera, por ejemplo,  la imposibilidad de acceder a cualquiera de los beneficios sociales (desde el salario por hijos hasta subsidios de emergencia) al que podría acceder cualquier otra persona que no esté inscriptx para remplazos.

Todo esto, genera una situación en la que las personas inscriptas para remplazos docentes o para asistentes escolares se encuentren en una especie de limbo social, pero no porque no sean representados, sino porque la representación de su situación es totalmente ficticia (pues, se supone que, por el sólo hecho de estar inscriptxs están accediendo a beneficios y privilegios que no tienen las otras personas que no lo están; pero en realidad, es todo lo contrario). Así, estas personas son, por decirlo matemáticamente, contadas como 1 cuando en realidad son 0. Y lo que les da la calidad de 1 es en realidad la de pertenecer a un grupo representado por el estado, es decir, a un grupo agremiado, aunque por lo general no estén afiliados a ningún gremio, pero son potencialmente futuros afiliados.

Obviamente, todo esto el gobierno y los gremios allegados lo saben mejor que nadie, pero tratan de ignorarlo lo más posible; o sea, tratan de seguir haciendo funcionar la lógica de la normalidad lo más posible dentro de la situación de excepción (es decir, siguen haciendo como que lxs inscriptxs siguen realizando cotidiana y normalmente remplazos ya sea de docentes o de asistentes escolares de acuerdo con cada caso como sin nada grave hubiera en realidad pasado). Pero la realidad es que estas personas están pasando por una gravísima situación de desamparo social y estatal sobre todo en lo que se refiere a su imposibilidad básica de poder sobrevivir de los recursos que les provee su trabajo. Supongo que el caso es más grave en el caso de las personas especializadas (docentes, enfermeros, etc.), pero la situación de lxs inscriptxs para asistentes escolares es igualmente grave.

Es obvio que con describir la situación no es suficiente para cambiarla, pero es por lo menos una condición necesaria. La cuestión se agrava por el estado de excepción que coarta muchas de las libertades de lxs trabajadorxs para poder manifestarse públicamente en la calle, que es el lugar donde la manifestación suele llamar más la atención de las autoridades. Para enfrentar esta situación habrá que ser creativos y sería obsceno pedir a la gente que está en situación de total desamparo que tengan que esperar. Lo que sí urge es que el Estado Nacional y Provincial sean consecuentes con la lógica que un estado de excepción implica: atender las situaciones de emergencia en forma urgente y  de manera eficaz y efectiva, y no esperar el tiempo de la burocracia estatal. Y, además, que no siga manteniéndose obstinadamente en su papel de perro guardián de los grandes capitales.

Notas

[1] Es el nombre científico del chancho, ​ puerco, porcino, marrano, gorrino o cochino, como se lo llama comúnmente. Ver https://es.wikipedia.org/wiki/Sus_scrofa_domestica 

[2] Por esta razón, según el dicho popular: «la culpa no es del chancho, sino del que le da de comer».

[3] La Izquierda Diario en: https://www.laizquierdadiario.com/El-reclamo-de-los-reemplazantes-de-Santa-Fe-se-hizo-escuchar-en-los-medios 

[4] https://reconquistasf.com.ar/docentes-reemplazantes-piden-ayuda-del-gobierno/

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