marzo 26, 2023
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Sobre Los Medios, los extranjeros y la crisis de la educación pública

De mi parte, son algunas observaciones sobre cómo se hace para desinstituir la educación pública de un país con la participación de los medios  a través de la manipulación de la opinión pública. 

Hace algunos cuantos meses un periodista hizo todo un programa sobre como los estudiantes extranjeros se aprovechaban de la nación y de como el argentino “pagaba” para que “personas no argentinas” estudiaran “gratis”. Dicho programa estuvo más de una hora explicando, a través de relatos cuestionables, de números e información manipulada,  porqué los extranjeros en las universidades públicas de Argentina son un gasto “excesivo” y de cómo la Argentina debería avergonzarse de “mantener” tal situación. Al final, estudiantes “ricos” de otros países, estaban tomando los lugares de los argentinos (obviamente una falsedad) y que eso era intolerable. 

Se empezó a hablar y a cuestionar  que la educación pública era eso, que no era aquello, que no era la “ideal”, que el ser gratis era relativo… en fin todos prácticamente empezaron a hablar y sugerir más “libertad” para elegir escuelas y facultades privadas. La nación y las provincias siguieron sin invertir en educación. Hubo hasta quienes, escandalizados, dijeron que se gasta “30 MIL PESOS!” por año con cada estudiante extranjero (sin saber que este gasto es el mismo que se hace a un alumno argentino por año y que disminuir el número de extranjeros no va a aumentar la suma de inversiones por estudiantes argentinos). Así que  “Ya no más gastos con las universidades públicas”, que solo atiende a los extranjeros, es una idea que se instaura. Queda, primeramente, presente, y luego, latente en el repertorio de conversación y mente de las personas.

Entonces, recientemente, una gobernadora dijo públicamente que los pobres no van a la universidad. Que habría que dejar de ilusionarnos.

Es así amigos, se monta una gran falacia sobre la educación, de las más funestas: no siendo la universidad pública para los pobres, no se justifica la necesidad de inversiones, de manutención de la misma. La universidad pública se convierte en una institución dispendiosa, llena de “gastos públicos” irrazonables e insensatos,  ya que cualquiera que sea la mejoría que se haga, no atenderá a los pobres:  solo servirá para atender a los extranjeros “ricos” en “nuestras” universidades. (Y se vuelve a encender la idea ya latente, dejada unos meses antes: son los extranjeros ricos los que disfrutan y se aprovechan de todo nuestro trabajo e impuestos).

Es obvio, nadie quiere mantener a los extranjeros vagos, usurpadores de bancas universitarias, “infladores” de la salud pública, que no dejan un peso en el país (lo que es mentira) y se carcomen nuestros impuestos. Estos mismos, que se roban las vacantes de los que sí son argentinos. Y acá el nacionalismo crea un ambiente binario  –ellos, los extranjeros versus nosotros los de la nación argentina-. El nacionalismo ayuda a elegir un villano, el extranjero malo. Si es negro, o de etnia no europea, mejor. Y es así que, se te mete en la cabeza, que tu hijo es el que se está quedando “sin derecho a la educación pública”. Un hijo de la nación argentina “carecerá de educación” mientras otros le quitan el “libro de las manos”.

Y bueno, si te hacen creer que tu hijo, ese mismo argentino de la nación Argentina, ya no tiene derecho a una educación de calidad, pública y gratuita, logran justificarte el motivo de no invertir más. ¿Por qué? Repitan conmigo de nuevo el mantra (falacioso,  por supuesto): “los pobres no van a la universidad porqué los extranjeros ricos la ocupan, con tu plata”

PS: Algunas menciones sobre el extranjero que SÍ, tiene plata (hablaré de los brasileños específicamente): están eligiendo irse a Uruguay y Chile (el primero por ser una “Universidad más buena onda” – sea lo que signifique eso- y el segundo porque aun siendo las universidades privadas por allá, sale más barato que en Brasil y el costo de vida es menor que en Argentina).

Bueno y es aquí gana fuerza la farsa. En ese momento, con el villano correcto se justifica la no inversión, se justifica el abandono, se justifica la persecución a profesores contrarios a este sistema, se justifican las privatizaciones y el crecimiento de las escuelas e universidades privadas, bien como los sacrificios, los ajustes, los préstamos para pagarla…

Así que, cada vez que ustedes vean que los noticieros empiezan a encontrar una minoría, sobretodo extranjeros, para inculpar de los “grandes gastos públicos en educación” (u otros servicios sociales), entiendan que lo que se desea, lo que se quiere es montar un farsa para justificar el porqué de los aumentos excesivos a los impuestos. Tus impuestos están, obviamente (¿?), yendo a cubrir los gastos que vos no usás (nunca se dice la verdad: que es para pagar a los préstamos bancarios con intereses absurdos, el desfalque económico, la corrupción vigente, la suba de dólar – y la propia dolarización de la economía argentina- y acuerdos internacionales). Se busca que vos aceptés, de manera “comprobada” y calmada, que no hay otra opción que no sea la privatización de la educación (y salud) pública y la desestatización de los servicios ya que “los pobres no van a la universidad porque los extranjeros ricos la ocupan, con tu plata”…

Menos mal que hay una juventud aguerrida, luchona, que no está dejando pasar el mantra, que filtra lo que escucha y pelea por sus derechos. “Ni un solo paso hacia atrás, ni uno solo derecho a menos”…

De esta manera, les advierto, querides lectores: cuando “la gente” (los medios, los políticos) empiece a atacar demasiado a los extranjeros y a otras minorías, acusándolos de sobrepasar los gastos en determinado sector de la economía o servicio público, o “abusar” de las “benevolencias” ofrecidas por los derechos humanos, entiendan una cosa, el blanco fácil de esta transacción no es el extranjero. EL BLANCO, SOS VOS.

PS: Pensé guardarme el silencio y en secreto el “YO TENÍA  RAZÓN” a muchos/as argentinos/as, que defendieron a Lanata vigorosamente, mientras yo rebatía y decía que el blanco era toda la sociedad, incluso a sus hijes, cuando este hizo el programa. Pero, nada vale más que la memoria y un “TE LO DIJE” en su debido momento y lugar.

 

Por Veronica Cabral de Oliveira

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