Tal vez los astros y las constelaciones tengan algo que ver con los destinos de las ciudades y los pueblos, pero el primer mes de este año se encontró bajo el signo del Triaca-gate, el cual inaugura prácticas bastante cuestionables, antes discretamente disimuladas, escondidas, calladas.
La deshumanización, que desde el Estado capitalista se ejerce en contra de los que menos tienen, se condice con la paradoja de un sistema que a nivel mundial dice luchar a favor de la erradicación de la pobreza. Nada es casualidad en este contrapunto marcado de la deshumanización. Tal vez por eso estemos en el año del Perro de tierra en el horóscopo chino, en donde el egoísmo, la codicia y la ignorancia serán el origen de una fuente importante de desigualdades en el mundo. Solamente un impulso social y cultural, en el nivel individual y colectivo, pueden dar una nueva esperanza a los millones de personas que todavía sufren la negligencia, la indiferencia y el rechazo de la comunidad.
Desde los altavoces del Estado, o más precisamente desde el gobierno como brazo ejecutor, se marcará el acento a nivel discursivo en lo ético, pero las prácticas de algunos funcionarios parecen decir lo contrario. Bajo este nuevo signo, con altas probabilidades de saqueos por empresarios que no creen en empresas excepto en sus ganancias, la cooperación al otro despertará risas y burlas. Ejercerán maltrato hacia el ciudadano que incluso ha colaborado con sus simpatías partidarias, sus votos y desde ya, con su dinero. Pero más allá de lo que ocurra exactamente en un país con un estado en el que parecen negarse los valores de existencia al ciudadano, es como si el nihilismo en su sentido más filosófico tomara una encarnadura como nunca antes, una tendencia que hace ya más de un siglo pero que parece augura una oscura época para el olvido y la vergüenza, una época en que nada tiene que ver con lo se dice, con lo que se pretende, con lo que debería ser.
Triaca, el hombre de rostro con ojos estrábicos y dientes amarillos, le grita a su mucama como si fuera un animal, le regatea los aportes, con su particular psicología para abordar las cosas, hace ver que la doble moral pretende ser una sola.
Será el año 2018, así como los planetas equidistantes, el año en que menos diferencia habrá entre los ciudadanos y los animales, desde la óptica del Estado.