marzo 28, 2024
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Vicentin no debe ser Avellaneda

En estos momentos históricos que nos toca atravesar como generación, en estos tiempos digitales y de la posverdad, se vuelve cada vez más importante poder decir y tener como decir nuestras verdades, nuestras visiones y aspiraciones como clase trabajadora. En especial en los lugares como el norte de la provincia de Santa Fe, donde los medios de comunicación (tv, radio, web) se concentran en pocas manos y comparten (salvo contadas excepciones) las características de estar al servicio de intereses políticos y privados que pagan sus pautas y bancan su existencia.

Los principales medios, los más grandes, ocupan los horarios centrales comunicando avisos, publicidades de bienes y servicios de empresas de todo tipo y tamaño, o con titulares, banners y entrevistas a figuras políticas de los partidos burgueses y de las entidades y organismos corporativos como la Sociedad Rural, la Cámara de Comercio, el Club de Leones, etc. Solo en escasas ocasiones tienen lugar otras voces.

El papel de formadores de la opinión pública, de manipuladores de la información, es generalmente poco serio, se podría decir, sin preparación de las temáticas tratadas, sin el estudio ni la comprensión en algunos casos, y en otros, de manera consciente (que es lo más preocupante) tergiversando los hechos, contando lo necesario y siempre favorable a los intereses económicos y políticos a los cuales responden.

Lo sucedido esta semana con el caso Vicentin (al que venimos siguiendo con la mirada de sus trabajadores desde nuestro medio) demuestra lo antes expuesto.

La defensa de un grupo económico que se ha enriquecido explotando los recursos humanos y naturales no solo de esta región, en donde es amo y señor, sino también en otras latitudes, manejando una diversidad de negocios que va desde lo agropecuario hasta lo inmobiliario, pasando por vinos, combustibles, energía, y otros, es un ejemplo de tantos en la vida cotidiana de los que pisamos estos suelos, aunque hoy el tema de Vicentin y su mafia haya tomado estado nacional en los medios.

El grupo Vicentin fue siempre beneficiado por todos los gobiernos, ya sean democráticos o no, recibiendo exenciones de impuestos, subsidios, créditos, obras “publicas“, años tras años, desde sus comienzos, permitiéndoles ser uno de los primeros en el agro-negocio y ocupar lugares top en los ranking de familias más ricas del país.

La historia de este monopolio tiene varias aristas, algunas oscuras como la etapa de la dictadura militar, en la que jugó un papel muy importante para consolidar el modelo de sociedad , económico y cultural impuesto desde aquellos días, y del cual aún sufrimos y padecemos. Sería muy largo y complejo desarrollarlas en una sola nota (pero las iré tratando en este medio).

Solo intento dilucidar y denunciar el papel de los medios de comunicación en la continua defensa de estos grupos, la total impunidad y falta de ética, en este caso, para instalar la idea de que el gobierno del Frente de Todos viene a expropiar empresas, a invadir y violar la propiedad privada, como diría el intendente de Avellaneda “a quedarse con un pedazo de nuestra historia”, a quitarles el esfuerzo de años a una familia que brinda trabajo, caridad y sin la cual el progreso y la prosperidad no podrían existir en estos lugares del planeta.

Cuando en realidad Vicentin llega a esta situación por la deuda millonaria (18 mil millones de dolares) que la empresa no puede pagar al Banco Nación, deuda que contrajo durante el gobierno de cambiemos, del PRO y del mafioso de Macri y que hoy está en la justicia, ya que sobran sospechas e irregularidades en el otorgamiento del préstamo, del que no devolvió un solo dolar. Es por eso que el presidente Alberto Fernández envía al congreso el proyecto de expropiación de una parte de una de las tantas empresas del Grupo Vicentin. Es decir se hace bajo la ley de la burguesía (art. 16 y 17 de la Constitución Nacional), se pretende expropiar el porcentaje que representa esa deuda adquirida con el estado. Que dicho sea de paso no es la única porque ademas deben a otros bancos, a los productores, proveedores, y hasta al municipio de Avellaneda en donde se encuentra la industria en cuestión, que repito es una de las que posee este monopolio en nuestra región.

De esta manera se puede ver (eso intento mostrar) la diferencia que hay entre lo que se dice (en los medios que responden a la burguesía local) y lo que realmente ocurre, ya que no es una expropiación en el sentido o concepción del horizonte revolucionario, una medida al estilo de los países que intentan el camino a la soberana alimentaria, energética o el camino al socialismo, o de aquellos en los cuales se ha podido lograr el cambio social y político a favor de las mayorías populares, de la clase trabajadora. No, esto pareciera mas un salvataje a una empresa privada -lo terminó diciendo el propio gobierno- cuyo lado positivo (podemos compartir) sea la continuidad de las fuentes laborales y con un poco mas de optimismo y credibilidad, la idea de ser parte de una empresa estratégica para la economía y la soberanía alimentaria de nuestro país.

Así las cosas, por medio de la manipulación mediática, la complicidad de los gobiernos e instituciones locales, el grupo Vicentin logró poner a la mayoría de la ciudadanía Avellanedense a su favor, generando una enorme manifestación en plena cuarentena, rompiendo con todos los protocolos, sorprendiendo a muchos medios nacionales y a figuras destacadas de la política que no logran entender cómo es que con tanta facilidad, salgan a defender un monopolio que se ha hecho a fuerza de la explotación de sus propios vecinos, la contaminación de su propio arroyo, el humo y el hollín que todas las noches les arroja sobre sus hogares y como si fuera poco, la malversación de impuestos y la estafa a todos los Argentinos.

Tal vez de lo que se trate es de romper con esa idea de que una empresa es representativa de una ciudad, Vicentin y Avellaneda no pueden ser la cara de una misma moneda, es en todo caso una falsa identidad, una falsa verdad, que se les ha impuesto a los ciudadanos, una idea de pureza que no es tal, en la cual pareciera que si Vicentin deja de ser pura, lo que deja de ser pura es la ciudad y esa idea no puede ser cierta y mucho menos defendible, porque la idea de pureza es racista y por ende muy peligrosa.

Termino estas lineas agradeciendo y celebrando poder escribir y ser parte de un medio de comunicación libre, independiente, autogestivo, que formamos con los compas de Rayalmedio.com

En el mes del periodista, viene bien citar al gran Rodolfo Walsh… “el terror se basa en la incomunicación, derrote al terror haga circular esta información“.

JAVIER NIEVAS

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